1985. N.164. Segunda edición 1985. Traducción de Miguel
Sáenz.
Por aquello del sentido antitético de las palabras, la vergüenza
convierte a la mayoría de los personajes de esta novela en una cuerda de
desvergonzados. Sobre todo me asombró el parecido de la política de Pakistán con
la venezolana. Los mismos paréntesis democráticos en medio de largos períodos
autoritarios. Los mismo militares incompetentes y con delirios mesiánicos que
sólo sirven para dar golpes de estado y para martirizar al pueblo.